El enorme reto actual reside en regular la Inteligencia Artificial (IA), apoyándose en un intercambio de conocimientos y las mejores prácticas derivadas de múltiples jurisdicciones a nivel global.
La UNESCO, mediante su singular enfoque de bioética, ha liderado los esfuerzos internacionales para garantizar que la ciencia y la tecnología se desarrollen dentro de un marco ético. Durante décadas, ha establecido estándares universales en áreas como la investigación genética, el cambio climático y la investigación científica, con el objetivo de maximizar los beneficios y minimizar los riesgos.
En respuesta al rápido avance de la IA, la UNESCO reconoce que, si bien esta tecnología presenta oportunidades globales en campos como la salud, la interconectividad humana y la eficiencia laboral, también plantea dilemas éticos profundos. Surge la preocupación de que los sistemas de IA puedan perpetuar prejuicios, contribuir al deterioro del clima y amenazar los derechos humanos. Estos riesgos asociados a la IA acentúan aún más las desigualdades existentes, perjudicando particularmente a los grupos históricamente marginados.
Por lo tanto, la UNESCO ha establecido cuatro valores fundamentales para orientar el desarrollo y uso de la IA: respeto a los derechos humanos y la dignidad humana, promoción de sociedades pacíficas e interconectadas, garantía de la diversidad e inclusión, y promoción del florecimiento del medio ambiente y los ecosistemas.
El enfoque de la IA debe estar basado en los derechos humanos
Para materializar estos valores, la UNESCO ha establecido principios fundamentales que se centran en los derechos humanos. Entre ellos se destacan:
- Uso proporcional y seguro de la IA: se debe limitar el uso de sistemas de IA exclusivamente a lo estrictamente necesario para lograr un objetivo legítimo. Se debe evaluar los riesgos para prevenir cualquier tipo de daño potencial derivado de un uso indebido.
- Protección de la privacidad y de los datos: se deben evitar y tomar debida consideración de los riesgos proporcionales no deseados (riesgos de seguridad) y las vulnerabilidades ante potenciales ataques (riesgo de protección).
- Derecho a la intimidad y protección de datos: es crucial preservar y fomentar la privacidad en todas las etapas del desarrollo y aplicación de la IA, además establecer marcos apropiados para la protección de datos.
- Gobernanza y colaboración: al utilizar datos, resulta fundamental respetar tanto el derecho internacional como la soberanía nacional. Es necesario contar con la participación de diversos actores en todas las etapas del ciclo de vida de la IA para la creación de enfoques de gobernanza inclusivos.
- Responsabilidad y rendición de cuentas: es esencial que los sistemas de IA sean auditables y rastreables. Deben existir mecanismos de supervisión, evaluación de impacto, auditorías y la debida diligencia para prever cualquier conflicto con los estándares de derechos humanos y para evitar amenazas al medio ambiente.
- Transparencia y explicabilidad: la implementación ética de los sistemas de IA se basa en su nivel de transparencia y explicabilidad. Sin embargo, el nivel de estos aspectos debe adecuarse al contexto, dado que podría haber tensiones entre la transparencia y explicabilidad y otros principios como la privacidad, seguridad y protección.
- Equidad y no discriminación: los actores de la IA deben promover la justicia social, proteger la equidad y luchar contra la discriminación, adoptando un enfoque inclusivo para asegurar que los beneficios de la IA sean accesibles para todos.
En resumen, la UNESCO desempeña un rol fundamental liderando los esfuerzos internacionales orientados al desarrollo de la ciencia y la tecnología desde una perspectiva ética, estableciendo normativas y valores universales en relación con la inteligencia artificial, así como promoviendo políticas sostenibles para su evolución responsable.
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