En algún momento de su trayectoria escolar, la mayoría de los alumnos no se enfrentan a los mismos retos en las mismas asignaturas o al mismo nivel. De hecho, hay pruebas que sugieren que agrupar a los alumnos de forma heterogénea puede dificultar su rendimiento académico y su éxito a largo plazo.
Por otro lado, cuando los alumnos se agrupan según sus niveles de capacidad y/o intereses, tienen la oportunidad de aprender de compañeros más experimentados, lo que puede acelerar su proceso de aprendizaje. Entonces, ¿Cuál es la mejor manera de agrupar a los alumnos en las escuelas? ¿Debemos separarlos en grupos según su capacidad o sus intereses? ¿O debemos mezclar a todos los alumnos y dejar que trabajen juntos?
Las investigaciones sobre los beneficios de la enseñanza diferenciada en las escuelas han sido varias. La agrupación homogénea en general se ha asociado a separaciones por género o por rendimiento. Sin embargo, hay otras formas de formar grupos educativos.
La idea que subyace a la separación de alumnos y alumnas es la de dar cabida a diferentes ritmos de maduración y modos de aprendizaje, atendiendo a la diversidad del alumnado. La propuesta es adaptar el proceso de enseñanza, y no tanto, los alumnos.
De acuerdo con un estudio del Instituto Suikoff (EE.UU.), la separación por género demostró ser especialmente beneficiosa para las chicas. Les permitía participar más en temas sociopolíticos, aumentar su confianza en las matemáticas y mostrar mayor interés por los temas de ingeniería.
En el caso de una educación diferenciada por capacidades en determinadas materias en la escuela, las investigaciones han mostrado resultados contradictorios sobre los beneficios de este estilo de educación. Algunos estudios manifiestan que este estilo de educación puede tener impactos negativos en los alumnos considerados de baja capacidad y ninguna ventaja para aquellos considerados con capacidad media o alta.
Un punto positivo de la educación diferenciada está asociado a hecho de que los profesores tienen más oportunidad de atender las necesidades de cada alumno. Pueden dirigirse directamente a sus capacidades y fomentar su estilo de aprendizaje.
La falta de conclusiones sobre el agrupamiento homogéneo, se recomienda introducirlo en combinación con otras metodologías. Por ejemplo, en lugar de la separación completa de los alumnos, se puede centrarse más en una mayor inclusión. Esto conlleva una mayor diferenciación en el aula, ya que se ofrece a los alumnos recursos personalizados para ayudarles en su aprendizaje.
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