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La importancia de incluir la educación emocional en la escuela

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La escuela puede contribuir a la disminución de la violencia enseñando a regular las emociones, según Rafael Bisquerra.

En una entrevista con el BBVA, Rafael Bisquerra habla de la importancia de enseñar a los niños a gestionar sus emociones desde pequeños. Bisquerra es presidente de la Red Internacional de Educación y Bienestar (RIEEB) y profesor de la Universidad de Barcelona (España). Está especializado en Pedagogía y Psicología.

Bisquerra comienza reconociendo que las emociones están en la base de muchos problemas humanitarios, pero también pueden formar parte de las mejores cosas de la vida. Con tanta importancia, las emociones deben ser explicadas y exploradas en el aula. Los niños experimentan las emociones muy pronto en sus vidas, pero a menudo no saben cómo manejar estos sentimientos. Como resultado, pueden recurrir a formas poco saludables de gestionarlas.

A continuación, Bisquerra explica los numerosos beneficios de incluir la educación emocional en las escuelas. En primer lugar, los niños pueden desarrollar habilidades sociales y emocionales que les permitirán experimentar menos estrés, ansiedad y depresión. Además, se anima a los niños a expresar su ira o frustración, pero no de forma violenta. Al desarrollar un vocabulario emocional en el aula y aprender la regulación emocional en el proceso, los niños aprenderán formas razonables de trabajar con sus sentimientos. Como otro beneficio, Bisquerra descubrió que la educación emocional puede mejorar el rendimiento académico en un 11%.

Bisquerra recomienda que esta educación emocional se enseñe primero a los profesores, después a los padres y luego a los alumnos. Esto permite que los profesores y los padres apoyen a los alumnos en este proceso de aprendizaje. Cuando los alumnos pueden practicar la gestión de sus emociones en el aula y en casa, es probable que sigan haciéndolo a medida que crecen.

El objetivo general de la educación emocional sería, en última instancia, disminuir la violencia. Se requiere un nivel de resiliencia y tolerancia a la frustración para poder expresar estos sentimientos de forma saludable. Asimismo, durante este proceso de aprendizaje, los alumnos aprenderán la autonomía emocional en la que desarrollan habilidades para manejarse a sí mismos. Esto es como cuando un niño se cae y luego llora cuando consigue la atención de un tutor. En cambio, los niños deben ser capaces de explorar sus sentimientos por sí mismos y responder sin la intervención de los demás.

Bisquerra explica la técnica de la tortuga, que suele utilizarse en el aula para animar a los niños a explorar sus sentimientos. Comienza con una historia de una tortuga pequeña que está enfadada con una amiga y la tortuga mayor le dice que «se meta en su caparazón». Aplicado a los niños, esto significa explorar lo que ocurre en nuestro interior y averiguar qué sentimos exactamente. Debe haber espacio en el aula para este tipo de reflexión. Cuando un alumno se siente enfadado, necesita tiempo para reflexionar, respirar y calmarse para recuperarse.

Esta técnica y la gestión de las emociones en general, se extiende a todas las partes de nuestra vida y se aplica a todas las profesiones. Como habilidad para la vida, la gestión de las emociones debe recibir cierta atención en el aula para preparar a los niños para su futuro. Y lo que es más importante, al desarrollar la capacidad de regular los sentimientos, lo ideal sería que hubiera menos violencia en nuestro mundo.   

La Universidad Internacional Iberoamericana (UNINI Puerto Rico) cuenta con una variedad de programas universitarios sobre el sistema de educación y cómo incluir el estudio de las emociones. Uno de estos programas es la Maestría en Educación con especialidad en Organización y Gestión de Centros Educativos.

Fuente: ¿Qué puede hacer la educación para prevenir la violencia?

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