El internet de los cuerpos afecta a los estilos de vida de las personas y cada vez es más popular.
El internet de los cuerpos es cada vez más popular y afecta a la vida diaria de las personas que cambia de manera acelerada.
Por esta razón, la tecnología se adapta al cambio de ritmo de vida de las personas y viceversa.
El internet de las cosas, llamado en inglés como Internet of Bodies, es un término acuñado por primera vez por Kevin Ashton en 1999. Se refiere al fenómeno de interconexión digital entre objetos del mundo real y el internet.
Con la aparición incremental de dispositivos conectados a internet que podemos utilizar como parte de nuestra vida diaria ha surgido el internet de los cuerpos. Con estos nuevos dispositivos cada vez más populares podemos monitorear nuestra salud y bienestar. Estas son algunas de sus ventajas. Sin embargo, con estas ventajas también encontramos riesgos y responsabilidades de uso.
El internet de los cuerpos, según la Agencia Española de Protección de Datos, se puede definir como “el uso de dispositivos conectados a Internet que monitorizan y/o actúan sobre todas o algunas de nuestras constantes vitales y otros datos biométricos, así como otros indicadores de salud como actividad física, calidad del sueño, actividad deportiva o sedentarismo.”
Generaciones del IoB según el grado de implantación en el cuerpo:
- Primera generación: dispositivos externos al cuerpo. Es decir, accesorios que usados de forma continua pueden enviar datos personales por internet. Por ejemplo, smartwatches, o pulseras de actividad física.
- Segunda generación: dispositivos internos al cuerpo. Destacan los dispositivos con finalidad médica, por ejemplo, marcapasos, implantes cocleares o en un futuro órganos desarrollados mediante impresión 3D. Estos dispositivos por si solos no son totalmente nuevos, pero si su conexión a internet.
- Tercera generación: dispositivos fusionados con el cuerpo. Esta generación busca la unión entre el cuerpo humano y la tecnología para lograr una interfaz de comunicación que permita interpretar y actuar sobre los propios elementos biológicos. Por ejemplo, la mejora cerebral que puede ayudar a personas con enfermedades como Alzheimer o Parkinson.
Riesgos a los que nos enfrentamos
- Un ataque o hackeo a estos dispositivos puede poner en peligro la salud de las personas.
- Confiar completamente en estos dispositivos e ignorar a los profesionales humanos aboca a los pacientes a ser sometidos a decisiones automatizadas que les afecten significativamente.
- La transferencia de dispositivos entre personas, en el caso de que los compartan, vendan o sean reasignados por la autoridad sanitaria, podría comprometer datos privados de los ciudadanos.
Es imprescindible que con la implantación del Internet de los Cuerpos en nuestras vidas, se hagan conocer las implicaciones y los riesgos de su uso a las personas. De esta manera, se utilizan de manera consciente y responsable.
Para ampliar tus conocimientos acerca del Internet y otras herramientas de la comunicación, puedes lograrlo accediendo a los programas ofrecidos por UNINI. Uno de los cursos que imparten es la Maestría en Dirección Estratégica con Especialidad en Tecnologías de la Información
Fuente: IoT (II): Del Internet de las Cosas al Internet de los Cuerpos
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