Con la presión para sostener a la población, la cadena alimentaria debe ser investigada y adaptada en tiempos turbulentos para reducir los daños.
El sistema alimentario, que es en realidad una red de varias cadenas alimentarias, presenta una estructura compleja que debe sostener a toda una población. Incluye flujos, productos y servicios que vinculan a los agricultores, fabricantes, industriales, distribuidores y, finalmente, a los consumidores. La estructura y el comportamiento de cada parte pueden repercutir en la producción total.
Recientemente se reunió una conferencia virtual internacional del Centro Europeo-Latinoamericano de Logística y Medio Ambiente para discutir este tema. Debatieron sobre las recientes turbulencias que han perturbado el funcionamiento de las cadenas alimentarias. El grupo analizó los efectos y las medidas que deben adoptarse para contrarrestar esta tensión.
Lamentablemente, todas las partes de la red alimentaria pueden ser sensibles a las crisis y, por tanto, cada una de ellas debe reajustarse fácilmente. En la actualidad, cada uno de los niveles de la cadena alimentaria se enfrenta a desafíos. Por ejemplo, la producción agrícola funciona en productos convencionales, orgánicos y transgénicos y se ve afectada en gran medida por el cambio climático. En la parte de procesamiento de la industria, actualmente se están centrando en la creación de carnes de laboratorio. Esto representará una cuarta parte de su mercado. Asimismo, el sector de la distribución está cambiando en función de las preferencias de los consumidores. Por ello, están experimentando con el comercio electrónico y la venta directa a domicilio.
Además de estos avances en la cadena alimentaria, diversas crisis recientes y pasadas han afectado a la producción. La más reciente, la pandemia de COVID, interrumpió la cadena alimentaria. El hambre ha aumentado considerablemente en los países en desarrollo. Además, el PIB cayó un 7%. Del mismo modo, las catástrofes naturales también perturban la producción. Inundaciones, incendios o erupciones volcánicas pueden destruir la agricultura o los lugares de distribución, por ejemplo.
Las enfermedades y las intoxicaciones alimentarias tienen también repercusiones económicas, sanitarias y sociales. La peste porcina africana exigió una mayor bioseguridad. Otras intoxicaciones alimentarias debidas a una manipulación inadecuada de los alimentos han obstruido también el sistema alimentario. Estas situaciones deben ser vigiladas por las administraciones que aplican cambios rápidos.
Mientras se realizan los cambios en el sistema alimentario, debe haber transparencia y buenas prácticas para aumentar sistemáticamente la resistencia de la cadena. Por ejemplo, España puso en marcha la Ley de mejora de la cadena alimentaria y el Código de Buenas Prácticas Mercantiles en la Contratación. Además, la inclusión de estudios sobre los riesgos funcionales insostenibles de cada parte de la red alimentaria puede ayudar a prepararse para futuros problemas.
En la lucha internacional por alimentar a la creciente población, debemos contar con un consejo fiable y objetivo que investigue las tensiones en la cadena alimentaria. A continuación, pueden informar sobre sus hallazgos para que se pueda buscar una solución. Esto permitirá que los sistemas alimentarios a nivel nacional e internacional tomen medidas y minimicen los daños.
La Universidad Internacional Iberoamericana (UNINI Puerto Rico) tiene una variedad de oportunidades para aprender más sobre el medio ambiente y la producción de alimentos. Uno de estos cursos es la Maestría en Gestión y Auditorías Ambientales.
Fuente: Los retos de las cadenas alimentarias: cómo sortear las crisis y evitar el desabastecimiento
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