El agujero en la capa de ozono en la Antártida es un claro ejemplo de los efectos que está teniendo la vida del ser humano en el planeta

Cuando se habla de cambio climático es porque realmente se trata de un problema que se tiene que afrontar y solucionar y no de una historia que se cuenta para no dormir. Un estudio sobre el agujero en la capa de ozono que se forma cada septiembre sobre la Antártida ha registrado una reducción que no se veía desde 1988.

Es la revista Science la que ha llevado a cabo la investigación que detectó un encogimiento de 4,5 millones de kilómetros cuadrados desde el año 2000. La disminución del tamaño del agujero no se ha producido de forma constante debido a la incidencia de numerosos fenómenos naturales, como por ejemplo las erupciones volcánicas.

El agujero en la capa de ozono se forma durante la primavera austral que tiene lugar a finales de agosto y principios de septiembre lo que provoca que se “cuelen” rayos ultravioleta nocivos. El ozono es un gas que protege a la Tierra de la radiación ultravioleta potencialmente dañina que puede causar cáncer de piel, cataratas y otros efectos dañinos para la salud y además dañar las plantas.

La investigación se llevó a cabo rastreando el agujero desde el 2000 hasta el 2015, registrando datos de globos atmosféricos y satélites, y la información sobre el dióxido de azufre emitido por los volcanes -que también destruye el ozono- registrado asimismo desde el espacio.

La Dra. Susan Solomon, primera autora del estudio, explico que “el agujero sobre la Antártida no está completamente cicatrizado, pero que hay indicaciones que prueban su cierre”. Se estima que hasta mediados del siglo XXI no estará totalmente cerrado.

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Fuente:  El agujero de ozono se ‘cierra’ hasta niveles de 1988

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