Todavía se registra contaminación incluso a 100 kilómetros de Fukushima.
El 11 de marzo Japón guardó un minuto de silencio por las víctimas del terremoto y tsunami que golpearon el país en el 2011. Pero no todas las heridas han cerrado, algunas quedan latentes.
El terremoto ocasionó un desastre en la planta nuclear de Fukushima y obligó a evacuar a más de 300.000 habitantes de la región. Como medida de emergencia se utilizó agua de mar para enfriar los reactores y el líquido contaminado fue devuelto al océano, más tarde se construirían reservorios para el agua contaminada, pero la radiactividad sigue presente en el mar hasta nuestros días.
Ha pasado un lustro desde el desastre en la planta nuclear. La contaminación radiactiva avanza silenciosa en la naturaleza, pero se retrata en las redes sociales y los medios de comunicación, cuando los animales y plantas dan muestra de alteraciones genéticas ocasionadas por la radiactividad de la zona. En el 2012 la BBC y otros medios de comunicación informaban sobre las mutaciones que la radiación había generado en algunas especies de mariposas. Más tarde, en Twitter, las fotos de unas margaritas mutantes se volvieron virales, pero no se aseguró que las alteraciones en las formas sean producto de la radiación.
La contaminación sigue presente en la zona. Un estudio publicado en la revista Enviromental Science and Technology, indica que todavía se registra en el mar niveles de radiactividad que superan entre 10 y 100 veces los registros obtenidos antes del desastre nuclear.
El estudio indica que se encontraron partículas radiactivas de estroncio 90, cesio 134 y cesio 137 a una distancia de 100 kilómetros de la central de Fukushima, mientras que en zonas cercanas a la central nuclear se registraban niveles de radiactividad que superaban 100 veces las lecturas obtenidas antes del desastre.
Las personas que viven expuestas a partículas radiactivas ponen en riesgo su salud. Los especialistas informan que partículas como el estroncio 90 podrían sustituir el calcio en el cuerpo humano y acumularse en los huesos, pudiendo causar cáncer a los huesos o leucemia.
Activistas de Greenpeace indican que la contaminación por radiactividad ha causado en el lugar mutaciones en los árboles y alteraciones en el ADN de los animales.
Foto Creative Commons: Acewill