El comercio electrónico es uno de los sectores más beneficiados por la pandemia de coronavirus, aunque muchos desconocen su impacto en el medio ambiente.
El cierre de los locales y tiendas físicas y los prolongados periodos de confinamiento del pasado año provocaron el auge del comercio electrónico.
Aunque este servicio reduce el contacto entre las personas y facilita la combinación con otras tareas, su huella en el medio ambiente es un problema desconocido para una gran parte de la población.
El transporte, el almacenamiento y el empaquetado son tres pilares sobre los que se sustenta cualquier comercio electrónico, que generan un impacto en el medio ambiente, tal y como indica la web The Conversation, que añade que los servidores empleados para realizar y recibir pedidos generan también un impacto medioambiental.
Según esta web el servicio de transporte de mercancías en camiones es el que más emisiones genera. El empleo de vehículos menos contaminantes o, incluso, bicicletas, se presenta como una opción, aunque ralentizaría los procesos y obligaría a modificar el sistema de distribución.
Uno de los problemas actuales es que los pedidos realizados en diferentes plataformas no están centralizados por “hogar sino por proveedor”, añade esta web. Una de las soluciones consistiría en unificar los pedidos en un único punto de entrega.
Los almacenes son otro punto de conflicto: “por un lado, contar con almacenes más grandes hace que el impacto por unidad de producto servida se reduzca. Por otro lado, la complejidad de la gestión de envíos aumenta los costes ambientales asociados a cada entrega”.
Finalmente, el empaquetado, con el uso de cartón y plástico, es el último problema al que se enfrentan en este sector, ya que genera demasiados residuos en comparación con los que se producirían en tiendas físicas.
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Fuente: El impacto ambiental de comprar por internet
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