Las emociones fuertes y el ejercicio físico intenso pueden duplicar los riesgos de padecer un infarto. Si hechos en conjunto, el riesgo triplica
Muchas veces, cuando alguien se siente enojado por cualquier motivo, busca en el ejercicio físico una forma de aliviar la rabia. Puede parecer motivador, pero es un riesgo para la salud. Al menos es lo que indica un estudio divulgado en la revista científica Circulation en el que se muestra que realizar un ejercicio intenso con ira puede producir un ataque cardíaco.
Para llegar a esta conclusión, el estudio analizó 12 mil personas de 52 países que sufrieron un ataque cardíaco. Los participantes contestaron a una encuesta con cuestiones que indicaban se habían sufrido algún evento desagradable una hora, o un día, antes de sufrir el infarto. Casi el 14% de los participantes del estudio dijeron que se esforzaron mucho físicamente una hora antes de empezar los síntomas del infarto. Una cantidad análoga dijo que se encontraban descompuestos o enojados.
El estudio encontró que la actividad física intensa cuando realizada en momentos de emociones fuertes podría triplicar el riesgo de sufrir un ataque del corazón en la hora posterior. Ni todas las personas están en peligro, apunta Barry Jacobs, vocero de la Asociación Americana del Corazón. Algunos factores de riesgo como son la obesidad, el tabaco y la hipertensión arterial pueden influenciar para que ocurra el infarto. Otra condición previa es que la persona posea placa en las arterias.
Jacobs recuerda que las emociones o las actividades intensas pueden incrementar la presión arterial y la frecuencia cardíaca, y hacer con que los vasos sanguíneos se estrechen. Con eso, cualquier placa presente en las arterias podría desprenderse y cortar el flujo sanguíneo que va al corazón, provocando el ataque cardíaco.
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Fuente: Intramed
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